miércoles, noviembre 1
ENRIQUE LIHN: De un intelectual a una muchacha de pueblo
Mi falsa bondad tú eres la única en comprenderla,
porque la confundes ciega, sagazmente con lo único bueno que va quedando en mi
y no distingues entre mi miedo a la vida y mi amor a la vida
y eres, por un momento, el báculo de esta vejez prematura.

Crees, en cambio, en el hombre que yo habría sido
y en el que fui fugazmente antes de estos años amargos,
de no haber sucumbido al gusto de la derrota,
al placer y hasta la pasión de la derrota,
por lo mismo que crees en el amor

O porque el amor te hace creer,
como si se tratara de un manojo de hierbas
en manos de una vieja curandera,
en sus virtudes balsámicas,
y estas penetrada del papel del amor
como de un sabor a hierbas mágicas.

Creerás en lo que te diga, al oído, el horóscopo
en el estilo epístolar, en la lectura de las manos;
tu novela soy yo para las noches de insomnio
cuando la virginidad acostumbrada a todo
da con todo señales de impaciencia
y hay que adormecerla con un cuidado especial.

Esta distancia absurda entre tu cuerpo y el mío,
es el cauce de un sueño que une las dos orillas
colmado, por fin, bajo una tierna luz de amanecer pantanoso.

Te encontrarás en una isla conmigo,
cualquier imagen de calendario
puede ser en este momento tu hallazgo,
el primer recurso de la poesía y el último,
porque no amas las palabras
ni te bastan los excesos de la imaginación,
a todo ello prefieres el éxtasis,
poner orden en tu vida
con esas grandes manos tranquilas
y esperar.



ENRIQUE LIHN
La musiquilla de las pobres esferas - 1969
 
Posteado por Henry Pears
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